El multitasking o “multitarea” surge de la idea de realizar varias actividades al mismo tiempo. Se popularizó con el auge de la tecnología y la necesidad de maximizar el tiempo. Responder correos mientras hablas por teléfono o hacer una presentación mientras revisas redes sociales son ejemplos comunes.
Parece lógico: más tareas completadas en menos tiempo. Sin embargo, el cerebro humano no funciona como un procesador de computadora. Según estudios de la Universidad de Stanford, cambiar de una tarea a otra genera constantemente interferencia cognitiva. Esto reduce la eficiencia y aumenta los errores.
Nuestro cerebro opera de forma secuencial, no simultánea. Cuando intentas dividir tu atención, fuerzas al cerebro a “hacer malabares” entre tareas. Este cambio constante tiene un costo oculto en términos de tiempo y energía mental.
Impacto del multitasking en el cerebro
El multitasking afecta directamente áreas clave del cerebro, como la corteza prefrontal. Esta región es responsable de tomar decisiones y mantener el foco. Cada vez que alternas entre tareas, se activa un mecanismo llamado “cambio de contexto”, que ralentiza tus procesos mentales.
Un estudio de la Universidad de Londres demostró que practicar multitasking durante largos períodos reduce tu coeficiente intelectual temporalmente. Este descenso equivale a perder una noche completa de sueño. Además, afecta tu memoria a corto plazo, dificultando recordar detalles importantes.
Otro estudio realizado por el Instituto Nacional de Salud Mental de EE. UU. señala que el multitasking aumenta los niveles de cortisol, la hormona del estrés. Esto genera fatiga mental y una sensación constante de ansiedad.
En casos extremos, el multitasking puede derivar en burnout o agotamiento extremo. Esta condición es cada vez más común en profesionales que intentan gestionar múltiples responsabilidades simultáneamente.
Datos sorprendentes que debes conocer
Los datos no mienten. Según la Universidad de Utah, solo el 2% de las personas puede realizar multitasking de manera eficiente. Esto significa que el 98% de nosotros estamos perdiendo tiempo al intentarlo.
El multitasking también puede afectar la seguridad. Por ejemplo, enviar un mensaje de texto mientras conduces reduce tu tiempo de reacción en un 37%. Esto es incluso peor que manejar bajo los efectos del alcohol, según la Organización Mundial de la Salud.
En el ámbito laboral, las consecuencias son notorias. Un empleado promedio que alterna entre tareas pierde hasta 23 minutos para retomar el foco cada vez que se distrae. Esto equivale a horas desperdiciadas al final del día.
Además, las personas multitaskers suelen cometer hasta un 50% más de errores en comparación con quienes se enfocan en una tarea a la vez. Estos errores no solo afectan su productividad, sino también su confianza.

Cómo romper con el hábito del multitasking
Afortunadamente, es posible entrenar el cerebro para mejorar el enfoque. El primer paso es aceptar que hacer una cosa bien es más efectivo que intentar hacer todo al mismo tiempo.
El método más recomendado es el monotasking, que consiste en enfocarte en una tarea a la vez hasta completarla. Divide tus actividades en bloques de tiempo específicos, utilizando técnicas como el método Pomodoro.
También es crucial minimizar las distracciones. Apaga notificaciones, organiza tu espacio de trabajo y establece prioridades claras. Esto ayuda a mantener el enfoque y evita que el cerebro se sature.
Otra estrategia efectiva es practicar la atención plena o mindfulness. Dedicar unos minutos al día a meditar puede fortalecer tu capacidad de concentración y reducir el estrés asociado al multitasking.
El multitasking no es el superpoder que muchos creen. Más bien, es un mito que limita nuestra productividad y afecta negativamente nuestro cerebro. Al priorizar el enfoque y reducir las distracciones, podemos trabajar de manera más inteligente y proteger nuestra salud mental.
Adopta el monotasking como un nuevo estilo de vida. Descubrirás que, lejos de perder tiempo, ganarás claridad, eficiencia y bienestar. Tu cerebro te lo agradecerá.